

Francisco Jerónimo Rabell Catalá lleva una década presentando su espectáculo unipersonal por el mundo, y este 2024 fue seleccionado en el Circuito Nacional de Artes Escénicas de la Secretaría de Cultura
Con una nariz roja, maquillaje expresivo y un cuerpo entrenado en el malabarismo y el juego escénico, el payaso Furúnculo Mugrosín irrumpe en el escenario con su Decadente Chou, un espectáculo ácido y provocador que ha viajado por doce países en diez años. Su creador, el actor y malabarista Francisco Jerónimo Rabell Catalá, fue seleccionado este 2024 por el Circuito Nacional de Artes Escénicas, convocado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México a través del proyecto Chapultepec, Naturaleza y Cultura, y el Centro Cultural Helénico.
Alejado de cualquier estética refinada, Mugrosín es un payaso desaliñado y grotesco que, sin perder el respeto, reta constantemente al público con un humor negro que aborda temas como la basura, la decadencia y la miseria cotidiana. Rabell Catalá lo describe como un personaje que nació sin ensayos y que se fue construyendo con las reacciones del público, en lo que considera un work in progress que nunca se repite igual. “Cada función es distinta, porque cada país y cada público me obligan a encontrar un nuevo hilo dramático”, afirma.
Inspirado en figuras como Chaplin, Grock, Aziz Gual y Chucho Lavadero, el artista reconoce que su trabajo se alimenta de múltiples referentes. Sin embargo, ha logrado crear una voz propia que le permite conectar desde el juego circense con audiencias diversas. “No puedo negar de dónde vengo ni en quién me inspiro, pero eso me permitió construir algo auténtico”, explica.
Rabell Catalá proviene de una familia de teatreros queretanos —su abuelo fue cofundador de la Compañía Los Cómicos de la Lengua— y se formó en las calles del Jardín La Corregidora. Ahí, entre talleristas y artistas callejeros, aprendió a ser clown. “Ser payaso es cosa seria”, dice, y aunque en su vida cotidiana se define como introvertido y solitario, el escenario se convierte en el lugar donde realiza una “transformación épica”.
Decadente Chou sigue en evolución. Su creador planea eventualmente dividir el espectáculo en segmentos como la decadente magia o el decadente concierto, sin perder de vista su búsqueda principal: afinar su propuesta y llevarla al límite con precisión artesanal. “No quiero llenar de productos escénicos inservibles el mundo, prefiero perfeccionar el que ya tengo”, concluye.