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EL INVITADO

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Arturo Zárate Vite

Claudia y Xóchitl en la recta final.

Según la mayoría de las encuestas, la elección presidencial está resuelta por la ventaja de dos dígitos de una de las candidatas.

No es el caso de la batalla por el control del poder legislativo.

Las cámaras de Diputados y Senadores son claves para el ansiado contrapeso al que aspira la alianza opositora.

Morena y sus aliados suspiran por alcanzar la mayoría calificada, el número suficiente de curules y escaños para sacar adelante su reforma constitucional, sin necesidad de negociar con la oposición.

Cualquiera de los dos escenarios, depende de las candidatas presidenciales, de lo que hagan o dejen de hacer en la recta final de sus campañas. Ambas, por la proyección nacional que tienen sus actividades, aumentarían o disminuirían el grado de aceptación de sus compañeros y compañeras en los 300 distritos electorales y en los 32 estados.

Ya hay señales de alarma en la oposición porque Xóchilt está muy lejos de remontar a su adversaria.

De hecho, desde que arrancó la competencia, se dio cuenta de que su candidata estaba en desventaja. La nominación surgió de última hora ante la falta de cuadros idóneos. Lo peor es que Xóchitl aceptó entrarle a la competencia sin tener equipo humano para ello. Se entregó a los intereses de los partidos que decidieron postularla.

Nunca han sido ni el PRI ni el PAN sus mejores cartas de presentación. Por momentos ha llegado al extremo, en su discurso, tratar de deslindarse y proclamarse candidata ciudadana.

Xóchitl Gálvez no es candidata ciudadana, es la abanderada de esos dos partidos y del PRD.

Hasta la fecha, no ha encontrado la mejor forma para justificar respaldo tan desacreditado. Se le acaba el tiempo. Y de no hacer nada extraordinario e impactante en los siguientes días, en poco o nada ayudará a quienes buscan un lugar en el Senado y en la Cámara de Diputados.

En el equipo de Claudia Sheinbaum trabajan como si el proceso estuviera reñido. Por eso no desatienden ningún espacio de campaña y responden a todos los ataques, sin importar su dimensión. Hay quienes confunden este comportamiento y opinan que es clara señal de que va en descenso en las preferencias. Lo que sucede es que no van

a confiarse ni bajarán la guardia ante la ventaja de dos dígitos que les dan las encuestas. Ya se dieron cuenta que sí pueden, Morena y sus aliados, conseguir la mayoría calificada en el poder legislativo.

Dominan o gobiernan 23 estados y en cada una de esas entidades operan para que Claudia y los candidatos a diputados y senadores, obtengan amplia ventaja en la votación.

Por eso, para las semanas previas al día de la elección, arreciará la “guerra sucia”, de uno y otro lado.

La oposición hará todo lo que sea posible para ganar el papel de contrapeso en el legislativo.

Ahí es donde será decisiva la actuación de Xóchitl. Ella puede ser factor para convencer al electorado de que emita el voto que evite entregarle el poder absoluto a quienes anhelan triunfe lo que llaman Plan C.

Si el Plan C prospera, den por hecho todas y cada una de las propuestas de reforma constitucional de la 4T.

La historia de la elección presidencial 2024 todavía no está terminada, falta el último capítulo, el voto de millones de mexicanos el 2 de junio.

El control del poder legislativo dependerá de lo que hagan Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez en la recta final.

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