

LA CASA DE TODOS
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A veces, al salir del teatro se me mueven muchas cosas, hoy vi Después de las ausencias, dirigida por Julieta Casavantes. Ya sabía que mi corazón se iba mover y por más que he ejercitado el hábito del silencio, siento la necesidad de decir en voz alta: ¿Qué pasa cuando no paramos a tiempo? Me refiero a todas esas fuerzas dañinas que dejamos que se infundan en nuestra vida, en lo personal y en lo social, y que sin darnos cuenta moldean nuestro presente.
A todo aquello que, sin notarlo, dejamos que se infiltre: el abuso, la violencia, la impunidad. Lo personal y lo social se entrelazan. En los años del gobierno de Luis Echeverría, hubo torturadores que más tarde, enseñaron a otros. Una cadena de violencias que no se detuvo, que se heredó. Porque lo que no se frena, crece. Por eso siempre es importante denunciar, ser testigos, acompañar, y también podar, limpiar, cortar de raíz. Esto aplica para todo.
Hoy se conmemora el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas. Ojalá no tuviera que existir.
De acuerdo con la ONU, este delito consiste "en el arresto, detención o traslado de personas contra su voluntad. Esta práctica puede ser realizada por agentes gubernamentales, por grupos organizados o por particulares que actúan en nombre del Gobierno o con su apoyo. La desaparición forzada es utilizada como estrategia para infundir el terror en los ciudadanos. Esa percepción de inseguridad afecta a familiares de la persona desaparecida, así como a su comunidad y al conjunto de la sociedad.”
México lindo y herido. Una y otra vez la promesa de que esta vez sería distinto. Pero la falta de acción tiene consecuencias. Ojalá hablar de Tebas fuera referirnos a un pasado lejano, uno que ya no nos alcanza. Pero no, ese espejo aún nos devuelve la mirada, Tebas sigue ardiendo.
Como Tebas, México carga con una herida abierta: la distancia entre la ley que se impone y la justicia que se anhela. Aquí, como allá, los cuerpos sin nombre y sin sepultura se convierten en ausencia y en reclamo. Antígona, que se enfrenta al poder para honrar a su hermano, encuentra eco en las madres mexicanas que buscan a los suyos, mujeres que exigen verdad, aun cuando duele; se mantienen en pie, heridas pero con fuerza para continuar cada día.
El autoritarismo de Creonte recuerda a las decisiones de Estado que, en nombre del orden, olvidan la dignidad humana, una vez que el precio alcanza pueden hacer oídos sordos y cambiar versiones y borrar rastros, esos que ellas buscan incansablemente. Y, sin embargo, para las familias buscadoras en medio de la desolación, germina la resistencia: madres, jóvenes y comunidades que, como en Tebas, se levantan para defender lo más sagrado —la vida y la memoria.
En la obra de la compañía jalisciense Anhelo Teatro, una madre buscadora dice:
“¿Será que las autoridades ya no buscan a nuestros hijos porque, si los encuentran, se encuentran a ellos mismos?”
Y entonces, como en la tragedia griega versa:
“Muchos misterios hay, pero de todos, el más grande es el hombre.
El hombre marcha seguro y llega a donde intenta.
Pero ¿puede también el Estado —ese ejército de pájaros que sin cesar agitan la cabeza—
atrapar y encerrar al hombre dentro de sus jaulas?”
¡Ingenioso es el ser humano!
Que el amor nos cubra, nos aliente y nos proteja.










