La colección osteológica del Tren Maya llega al INAH para investigación histórica
Un total de 920 cajas con restos óseos provenientes del salvamento arqueológico del Tren Maya arribaron al segundo centro de resguardo de la Dirección de Antropología Física (DAF) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ubicado en la Coordinación Nacional de Antropología en la Ciudad de México. Este material representa la mayor serie esquelética humana integrada hasta ahora al área, marcando un momento histórico para la antropología física en México.
El traslado de esta colección, procedente de la capital de Campeche, permitirá continuar con su registro, catalogación y análisis bioarqueológico. Agustín Axel Baños Nocedal, titular de la DAF, subrayó la importancia de estos restos como evidencia directa de las poblaciones que habitaron la península de Yucatán antes de la invasión española.
Los materiales provienen de los siete tramos del Tren Maya, donde el equipo de salvamento arqueológico identificó contextos mortuorios diversos, desde entierros primarios individuales hasta depósitos indirectos en cistas, chultunes y vasijas. En los tramos 1 y 2, que incluyen Palenque y Escárcega, ya se realizaron estudios preliminares enfocados en seis variables: biológicas, mortuorias, tafonómicas, paleopatológicas, bioculturales y arqueométricas.
Los hallazgos revelan información sobre edad, sexo y enfermedades de las antiguas poblaciones mayas. Predominan adultos jóvenes de entre 21 y 35 años, con estaturas promedio de 155 a 166 cm en hombres y 146 a 152 cm en mujeres. Entre las patologías identificadas destacan infecciones como osteomielitis y desórdenes metabólicos asociados a deficiencias alimenticias, además de modificaciones corporales como deformación craneal y limado dental con incrustaciones.
Axel Baños enfatizó que esta colección contribuirá a ampliar el conocimiento sobre la ocupación prehispánica en la región, permitiendo entender aspectos clave como la salud, la alimentación y las posibles causas del declive de las grandes ciudades mayas. El procesamiento de estos restos óseos, parte del patrimonio biológico y cultural del país, promete arrojar nuevas luces sobre la vida y la cosmovisión de las poblaciones que habitaron la península de Yucatán.