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Maldito Teatro desafía tabúes con humor y ciencia ficción en Tengo una enfermedad y se llama sexo

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La compañía veracruzana Maldito Teatro, fundada por Aristóteles Lara Bonfil, sorprende con su obra "Tengo una enfermedad y se llama sexo", un monólogo que combina comedia y ciencia ficción para explorar el deseo sexual desde una perspectiva inédita. Esta producción fue beneficiada por la convocatoria Premiación a Proyectos de Producción Escénica en Veracruz 2024, impulsada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Centro Cultural Helénico, y la Secretaría de Cultura de Veracruz.

 

La obra se sitúa en un futuro distópico donde la violencia se atribuye a la testosterona. En este contexto, una organización secreta desarrolla una vacuna experimental que suprime el deseo sexual. El protagonista, Sebastian Hammett, escritor de ciencia ficción, accede a ser el primer sujeto de prueba a cambio de redimir su imagen pública. La historia combina elementos biográficos y satíricos para presentar una reflexión única sobre el papel del sexo en la humanidad.

“El sexo es un tema recurrente en nuestras obras, pero nunca lo habíamos abordado como protagonista. En esta ocasión decidí representarlo como una enfermedad, una especie de calamidad para el ser humano. La obra muestra cómo el protagonista se encuentra atrapado por sus propios deseos”, comenta Lara Bonfil.

La puesta en escena, dirigida por Geovani Cortés y protagonizada por Jorge Tejeda, se presentó en los dos últimos meses de 2024. Los tres creadores, integrantes de Maldito Teatro, se conocieron en la Facultad de Teatro de la Universidad Veracruzana y fundaron la compañía en 2015 con la visión de ser un grupo autosustentable que abarca desde la escritura hasta la construcción de escenografía.

Maldito Teatro se caracteriza por explorar aspectos oscuros del comportamiento humano con un enfoque que oscila entre la tragedia y la sátira negra. Temas como el sexo, la enfermedad, los celos y la muerte son tratados con un humor ácido que conecta con el público a través de personajes cotidianos y situaciones íntimas. Lara Bonfil, autor de obras como "La Ley de la Sangre" y "El Extraordinario Mundo de Víctor Popóv", enfatiza que su proceso creativo ha evolucionado hacia historias espontáneas, permitiendo que el tema emerja de manera natural sin forzar una moraleja.

“Decidí alejarme de lo didáctico para preservar la espontaneidad en mis obras. Me interesa que los personajes y las situaciones guíen el desarrollo de la historia”, concluye el dramaturgo.

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